Érase una vez

OS CONTARÉ ALGO…

Érase una vez una niña de pelo claro y gafas azules de Snoopy que quería ser escritora. Tenía seis años cuando aprendió a leer. Fray Perico y su borrico fue de sus primeros libros, que leía cada noche con su madre antes de dormir. Y le gustó tanto la divertida historia de Perico y Calcetín, que devoró la colección completa de “El barco de vapor”. Conoció, así, al pirata Garrapata y sus múltiples aventuras, y un sinfín de personajes más anidaron en la niña con tal fuerza que la impulsaron a seguir explorando otros mundos, sobre todo el mundo de sus propios sueños.Pronto, su inquietante imaginación dio paso a la escritura de sus propias historias, papeles cargados de pequeños episodios de la niña y su abuelo, que se convertían en detectives. Investigaban robos y asesinatos, para ella ambos eran como el Inspector Gadget y Sophie.
Cuando cumplió once años, le pasó algo totalmente nuevo. En el colegio, a principios de curso, la tutora había mandado a los alumnos que redactaran su verano. Al tocarle a la niña levantarse y leer ante todos la redacción, que constaba de tres páginas, el pulso se le aceleró, notó cómo las mejillas le ardían y escuchó risitas de más de uno. Era muy tímida, demasiado… Era muy seria, era una empollona y era “la rara de clase”, por lo que no encajaba con nadie y la costumbre de que se rieran de ella los “graciosillos” que, en definitiva, eran los populares, marcó su infancia.
Como le había tocado ser la última en leer, decidió, después de escuchar a sus compañeros cómo habían descrito las vacaciones, saltarse la primera hoja y empezar por un párrafo a mitad de la segunda página. Cuando terminó, la profesora se acercó a ella y cogió los papeles. Estuvo unos segundos leyendo y, a continuación, le ordenó que empezara otra vez pero desde el principio, sin saltarse nada. La obedeció y, al pronunciar la última palabra, se sentó muerta de vergüenza, pensando que la profesora había escogido su redacción como ejemplo de errores que no debían cometer los alumnos, pues su escrito era por completo distinto al de los demás, hasta triplicaba la extensión.
Sin embargo, ocurrió justo lo contrario… La profesora la alabó de tal modo, que la puso de ejemplo de “perfección”, añadiendo, además, que nunca debería dejar de escribir. Mientras que los compañeros habían enumerado las actividades realizadas durante el verano, la niña había escrito un cuento sobre las vacaciones. Ese mismo día la tutora habló con los padres de la niña para felicitarlos. Ese mismo día la niña decidió que de mayor sería escritora.
A partir de aquella tarde, se volcó en leer y en escribir. Contaba con catorce años cuando se topó con El mundo de Sofía y Jostein Gaarder se convirtió en su autor favorito. Su padre lo descubrió y le fue comprando todos los libros que se iban publicado del autor, y una a una de esas obras fueron cayendo en la mente de la niña y se hicieron un hueco en su corazón: El misterio del solitario, Hay alguien ahí, El castillo de las ranas, El enigma y el Espejo, El misterio de Navidad, El Castillo de los pirineos, La joven de las naranjas…
La filosofía, el misterio, la magia, la literatura inglesa, personajes como Virginia Woolf, Oscar Wilde y Jane Austen conquistaron su vida hasta que con diecinueve años se enamoró perdidamente de la novela romántica histórica que conocemos en la actualidad, y de autoras como Kathleen Woodiwiss, Kathleen Givens, Nicole Jordan, Lisa Kleypas, Megan Maxwell, Laura Kinsale, Gaelen Foley, Julia London…
Y tres años más tarde cogió un papel y un boli y procedió a escribir lo que sería una escena de su primera novela publicada, y la primera de una saga, El misterio del cálamo, una obra romántica que se desarrolla en 1822 en Londres.

Pues bien, como supongo que habréis adivinado, esa niña soy yo y esta es mi manera de daros la bienvenida a El códice de Sofía, un lugar especial donde se encuentran los pensamientos, sentimientos, ideas, anécdotas, críticas y novedades de “la niña”. Todos los jueves encontraréis un nuevo post relacionado con la literatura y con el amor que, espero, disfrutéis, riáis, lloréis, comentéis y sobre todo os identifiquéis. Cada día iré subiendo fichas de los libros «novedad» de cada mes que encontraréis en «Romántica histórica» y «Romántica actual» y semanalmente una crítica/reseña sobre alguna obra. Y, además, en «Noticias» veréis lo que ocurre en el mundo de la literatura romántica, los concursos de las editoriales, libros a la venta, listas de los más vendidos, etc.

Cada uno de nosotros, nos incluyo a todos, somos los protagonistas de nuestra propia historia, de nuestro día a día, y la mía la compartiré con vosotros.

Que paséis un feliz finde y hasta la próxima semana!!

Todo comienzo tiene su encanto, Goethe.

4 respuestas a “Érase una vez

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